Si nuestro pájaro tiene un ala rota, el valerse de una almohadilla de gasa y fijarla mediante esparadrapo debajo de aquélla tras replegarla en una posición cómoda contra el cuerpo del pájaro, constituye el mejor sistema. Podemos evitar que el ala sufra ulterirores daños instalando el pájaro en un punto relativamente apartado dentro de una jaula hospital. Muchos expertos consideran que la única cosa que deberíamos hacer, en el caso de una rotura de ala, es acudir de inmediato a un veterinario pues tiene que al tratar de aplicar cualquier entablillado por nosotros mismo ello se traduzca en un resultado más perjudicial que beneficioso.
La mejor manera de evitar accidentes de esta naturaleza es asegurarse de que nuestro pájaro se halla familiarizado con su entorno. No añadamos nuevos obstáculos que e pájaro no esté en condiciones de reconocer y asegurémonos de que las ventanas con cristales transparentes han sido cubiertas para evitar que choque con ellos al pensar que se trata de un espacio libre.
Si debido a desorientación o cualquier otra dolencia o accidente nuestro pájaro colisiona con una pared, son muchas las probabilidades de que se quede sin sentido. Si ello ocurre, envolvámoslo ligeramente con un paño seco y suave hasta que se recupere de nuevo. Después llevémoslo al veterinario para que lo examine. Si todavía no lo hemos hecho, cabe que sea una buena idea proceder a recortarle las alas. (Desde este Blog no siendo partidarios).
De todos modos, todavía deberemos seguir mostrándonos cuidadosos con un pájaro al que se le ha practicado esta operación.
Si nuestro pájaro permanece posado en su percha o en el fondo de la jaula aparentemente si vida cabe que esté sufriendo un estado de shock. Esto puede reconocer como origen muchas cosas, dependiendo tal circunstancia de la personalidad de nuestro pájaro.
Cualquier situación susceptible de provocar una fuerte tensión al pájaro lo que puede llevar a un estado de shockprolongación de la tensión puede conducir a la muerte prematura del pájaro.
Si nuestro pájaro se encuentra en un estado de shock, deberemos mantenerlo aislado y sometido a una temperatura templada. Dado que el calor es el mejor remedio en estos casos, podemos ajustar la esterilla eléctrica a un nivel comprendido entre 30 y 35 ºC. El pájaro saldrá de su estado de shock en un plazo máximo de un día. Si a pesar de todo ello no es así, consulte al veterinario inmediatamente.
Si nuestro pájaro dedica buena parte de su tiempo a rascarse, cae que sufra la presencia de ácaros, los cuales se alimentan de su sangre. A menudo nos resultará posible detectarlos mientras pululan por entre las plumas y donde con mayor frecuencia cabe encontrarlos es en las grietas y hendiduras de la madrea de las pajareras. Existen diferentes tipos de esta clase de insectos y deben ser eliminados lo más pronto posible después de haber detectado su presencia.
Los ácaros rojos son los que con mayos frecuencia se asocian con las Ninfas/Carolinas. De hecho, son de color gris pero después de chupar la sangre de los pájaros adquieren una tonalidad soja. Son relativamente difíciles de detectar ya que sólo atacan a los pájaros de noche cuando todas las luces están apagadas. Si el rascar nos lleva a sospechar la presencia de ácaros, cubramos la jaula con una tela ligera durante unas cuantas horas, después retirémosla con rapidez. con ello cogeremos a los ácaros desprevenidos y podremos verlos bajo forma de diminutos puntos grises y rojos en el reverso de la tela. Existe un cierto número de buenos atomizadores comerciales para combatir los ácaros y que podemos encontrar en nuestro establecimiento de animales de compañía.
Todo cuanto acabamos de decir también resulta válido para los diversos piojos que, algunas veces, cabe encontrar en las Ninfas/Carolinas. Los ácaros, las bacterias, las lombrices y otros parásitos pueden ser causa de graves daños para nuestros pájaros si dejamos que proliferen. Ahora bien, dado que los ácaros pueden ser controlados con la utilización de atomizadores comerciales específicos para este fin, constituye generalmente una buena práctica el desinfectar toda la jaula o pajarera cuando dichos parásitos hacen acto de presencia. Con dicho objeto las jaulas deben ser sumergidas en agua caliente en la que se haya disuelto un desinfectante, restregándolas a fondo, enjuagándolas y poniéndolas a secar al sol. También deben recibir un tratamiento similar todos los recipientes para la comida y el agua, las perchas y los juguetes. Esta labor debemos llevarla a cabo una vez por semana durante tres o cuatro y seguir después con el atomizador aplicándolo a la jaula y a las perchas.
Administrando a nuestros pájaros un lombricida en primavera y en otoño evitaremos que los destruyan estos parásitos, cuyos huevos se trasmiten a través de los excrementos de aves silvestres o en algunos casos, de nuevos ejemplares que se añaden al grupo. Para combatir esta posibilidad, todas las verduras, futas y agua deben ser apartadas del alcance de los pájaros durante un par de días. Después, se mezcla en antihelmíntico con el agua para beber y se ofrece ésta a los pájaros. Si el nuestro se halla enfermo y se muestra apático, constituye una buena idea administrarle manualmente el medicamento antes que esperar a que acuda a tomárselo por sí solo al beber el agua. Todos los medicamentos puedan necesitar nuestros pájaros podremos obtenerlos acudiendo a nuestro establecimiento de animales de compañía o a nuestro veterinario, siendo necesario subrayar que sin antes haber consultado con éste no constituye una buena idea el administrar cualquiera de ellos.
Al no haber ingerido ningún líquido durante un período de tiempo tan prolongado, los pájaros se mostrarán ansiosos por tomar la medicina. Otro método que cabe seguir requiere inyectar la mezcla directamente en el esófago del pájaro. En cualquier caso y sea cual fuere el sistema elegido. las lombrices muertas harán acto de presencia en las deposiciones poco después de que se haya administrado el antihelmíntico.
Cuando nuestros pájaros vuelen en libertas por nuestro hogar, asegurémonos de que no van a tener acceso a cosas tales como sobrantes de comida, periódicos, papel pintado, plantas de interior o bolsas de plástico. La ingestión de cualquiera de ellos puede provocar inflamaciones en el estómago e intestinos. En el caso del plástico, cabe incluso que perezcan por sofocación al tragarse fragmentos de este peligroso material.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la resistencia de un pájaro es muy reducida en la época de muda pero una dieta sana lo protegerá contra cualquier enfermedad durante estos períodos.
Finalmente recordemos que si se producen vómitos, ello probablemente será debido a una dieta inadecuada. Cambiémosla pues de inmediato.
DIARREA
Aun cuando la diarrea es a menudo un síntoma de otras dolencias, también es normal que sea resultado de una dieta inadecuada.
Puede asimismo ser consecuencia de que el pájaro haya comido algún alimento o bebido agua en malas condiciones. A menudo se utiliza con apreciable éxito para tratar estas situaciones la vitamina B12, la cual deberemos administrársela, mientras se encuentra aislado en una jaula hospital, añadiendo cuatro gotas a cada 30 g de agua.
BUCHE AGRIADO
La comida no digerida en el buche de una Ninfa/Carolina conduce a lo que se conoce como buche agriado y que da lugar a que se desarrolle una colonia de hongos y provoque una infección. Esta condición cabe detectarla por presentar el buche un aspecto hinchado y despedir un olor inhabitual. Para corregirlo deberemos sostener al pájaro con su abdomen hacia arriba y con suaves presiones del dedo tratar de desplazar hacia la garganta la comida, la cual en esta posición, no podrá entrar en los pulmones del pájaro. Acto seguido y valiéndonos de una jeringa dotada de una estrecha boquilla, proyectemos al interior del buche agua tibia mezclada con 1/4 de cucharadita de bicarbonato de sosa. Repitamos la operación dos o tres veces. Si hemos detectado el problema demasiado tarde, cabe que resulte necesario el uso de antibióticos.
De todos modos consultemos a nuestro veterinario si surge algún problema adicional.
ARRANQUE DE PLUMAS
El arrancarse las plumas constituye, en muchos pájaros, un desequilibrio patológico cuyas razones no son claramente conocidas. Algunos expertos consideran que ello débese a la carencia de componentes minerales en la dieta. Sea como fuere y a parte tal circunstancia, constituye un hecho cierto que se presenta con frecuencia en aquellos pájaros que viven solos, los cuales se arrancan primero una pluma y la mastican, después se arrancan otra, a continuación y otra y otra hasta que llegan un momento que en su plumaje hacen su aparición zonas totalmente desprovistas de ellas. Dichos puntos a menudo se inflaman debido a que también las nuevas plumas son arrancadas. Contra esta tendencia se consiguen unos resultados favorables introduciendo ramas de árbol frutal en la jaula al objeto de que el pájaro pueda roerlas y proporcionándole asimismo una solución de cloruro sódico.
Tanto las uñas como la mandíbula superior pueden ser objeto de un recorte cuando se han desarrollado en exceso. En el primer caso cabe utilizar un cortauñas o unas tijeras mientras que en el segundo lo más apropiado es una lima de manicura. Procede no olvidar que el vaso sanguíneo de las uñas se ve fácilmente y debe por ello extremarse el cuidado para no seccionarlo. Recortemos pues sólo una pequeñas parte cada vez y si a pesar de todas las precauciones se produce una hemorragia, ésta se detendrá al cabo de poco tiempo aplicándoles un poco de agua oxigenada. Valerse de unas tijeras es probablemente el mejor método ya que aparte ser más rápido obvia el problema de que son muchos los pájaros a los que desagrada el ruido y el contacto de una lima o de una tela esmeril.
A parte de ello, el limar requiere bastante tiempo y cabe que el pájaro llegue a asociarnos con esta desagradable labor. Si así fuese quedaría neutralizada buena parte del adiestramiento positivo que valiéndonos de nuestro dedo y con gran esfuerzo hemos alcanzado.
Cuando procedamos a limarle la mandíbula, apliquémosle primero una capa de aceite de cocina y sujetémosle la cabeza entre el pulgar y el índice para evitar que nos muerda. Puede que resulte más fácil llevar a cabo la labor si insertamos una ramita entre las mandíbulas de modo que muerda ésta en lugar de nuestros dedos. Si la Ninfa/Carolina ha dispuesto en todo momento de un escudo de sepia, generalmente no será necesario que le limemos el pico ya que su contacto frecuente con dicho escudo lo mantendrá dentro de la dimensión correcta.
EL RESFRIADO COMÚN
La Ninfa/Carolina que sufre de un resfriado común puede ser sometida a tratamiento instalándola en una jaula hospital con una temperatura templada y añadiendo antibióticos al agua que utiliza para beber. Los síntomas de un resfriado a menudo son los mismos que en el caso de algunas de las enfermedades más graves y, aparte el hecho de que harán que nuestro pájaro se muestre apático, serán similares a los de un ser humano, es decir, flujo abundante de mucosidades, negativa a tomar alimentos, profusión de estornudos y respiración dificultosa.
Con frecuencia deberemos proceder a eliminar la mucosidad secas de sus orificios nasales, utilizando para tal fin un poco de agua tibia y algodón. También podemos valernos de un inhalante, el cual encontraremos en nuestro establecimiento de animales de compañía. Si, con todo, nuestro pájaro no se recupera al cabo de poco días, llevémoslo de inmediato a nuestro veterinario.
Si se observa en él que tiene los ojos llorosos o los mantiene cerrados durante prolongados períodos de tiempo y de repente empieza a parpadear con rapidez, cabe que sufra de conjuntivitis. El aislarlo en una jaula hospital y tratarle los ojos con una pomada a base de cloramfenicol probablemente resolverá el problema en un breve espacio de tiempo.
MUDA FRANCESA
La muda francesa se caracteriza por la pérdida continuada de plumas de la cola y de las alas, impidiendo con ello que el pájaro pueda volar de un modo adecuado. Esta circunstancia también da lugar a que los pájaros presenten un aspecto raído. Los ejemplares que sufren de muda francesa generalmente tienen una vida corta. Se ignora a qué se debe esta dolencia pero se ha conseguido cierto éxito en evitarla sumergiendo a los pájaros en una solución desinfectante, lo cual no sólo impide que se produzca una infección sino que además contribuye a que crezcan de nuevo las plumas perdidas.
Hemos considerado anteriormente el problema de la oclusión ovárica pero es un hecho lo suficientemente grave como para que volvamos a mencionarlo de nuevo. Dicho problema surge cuando la hembra no puede expulsar un huevo de modo natural desde su cloaca u oviducto inferior pero conviene señalar que los pájaros alimentados con una dieta sana y que cuentan con buenas disponibilidades de escudo de sepia y de cascajo generalmente no se ven expuestos a esta circunstancia. en una oclusión el huevo se detiene en su recorrido, bloquea la salida de los excrementos y la hembra muere de toxemia. No obstante, si el problema se descubre a tiempo, cabe obviarlo con éxito lubricando la cloaca con unas gotas de agua. También puede hacerse uso de aceite vegetal o mineral en sustitución del agua. De todos modos es probable que se necesiten dos personas para llevar a cabo esta operación, una para sostener el pájaro en posición de abdomen hacia arriba mientras la otra lubrica el orificio anal con ayuda de un cuentagotas ocular. Después, podemos instalar al pájaro en una jaula hospital con temperatura templada y lo más probable es que ponga el huevo en cuestión de horas e incluso más pronto.
Cabe también que necesite una ligera presión de nuestros dedos para que el huevo se deslice. Si debemos proceder de este modo, hagámoslo con el pájaro colocado con su abdomen hacia arriba. Localicemos entonces, mediante el tacto, el extremo superior del huevo y presionémoslo suavemente para que se deslice por el oviducto hacia el orificio anal.
Como ya hemos tenido ocasión de sugerir, a nuestros pájaros enjaulados les gusta poder gozar, algunas veces, de aires fresco y es por ello que conviene instalar sus jaulas en un punto exterior de un modo regular y frecuente. Destaquemos, no obstante, que uno de los peligros que encierra este contacto exterior es de la insolación. Asegurémonos, pues, de vigilar a menudo la jaula para comprobar que no se halla expuesta a los rayos solares de forma excesivamente directa y si a pesar de todas las precauciones tal circunstancia se diera, rociemos a nuestro pájaro con agua fría o envolvámoslo ligeramente en una tela húmeda hasta que su temperatura vuelva a la normalidad.
Si detectamos un bulto amarillento bajo la piel de nuestro pájaro, ello puede significar que se ha desarrollado en él un tumor, el cual, si es de tipo canceroso, puede demostrarse fatal. No obstante, algunos de los de carácter superficial pueden ser eliminados con éxito por un veterinario. Sea como fuere, si sospechamos que nuestra Ninfa/Carolina se halla afectada por este problema, debemos llevarla a consulta pues no existe ningún tratamiento doméstico para esta clase de dolencias.
PSITACOSIS
La enfermedad más temida por los avicultores y criadores, de entre las que atacan a los loros y periquitos, es la psitacosis u ornitosis. Esta enfermedad puede ser transmitida al hombre y, en ciertos casos, ha sido causa de muerte. En algunos lugares del mundo, los pájaros deben ser sometidos a reconocimientos para determinar si la sufren antes de que puedan incorporarse a un grupo o ser utilizadas para la cría. Acostumbra a hacer acto de presencia en grandes bandadas no sujetas a control alguno. Aspecto a considerar es que esta enfermedad no se manifiesta a través de un cuadro clínico específico y que solamente aquellos ejemplares que sufren una fuerte infección presentan síntomas tales como diarrea, somnolencia y neumonía. En los seres humanos, los síntomas son muy parecidos a los de la gripe.
Si en nuestra pajarera ha muerto un número elevado de pájaros, hagamos que un veterinario u otro experto procedan a examinar una muestra de los excrementos para determinar si se trata de psitacosis.
La mejor defensa contra esta enfermedad es la limpieza. Por dicho motivo, el llevar a cabo todos los días la del fondo de la jaula o del suelo de la jaula o pajarera así como una desinfección meticulosa del entorno mantendrá a los pájaros sanos.
El placer de poseer y cuidar nuestras propias Ninfas/Carolinas se mantendrá durante muchos años y los descubrimientos que haremos todos los días observando su actividad nos asombrarán y nos deleitarán. Muchos poseedores de Ninfas/Carolinas intesifican la satisfacción que de ello se deriva compartiendo sus experiencias con otros.
De igual modo que el número de poseedores de Ninfas/Carolinas aumenta todos los años, también ocurre lo propio con la formación a través de asociaciones. Las más grandes y mejor organizadas a menudo celebran reuniones de carácter regular a las que asisten, como conferenciantes invitados, expertos y criadores. Aparte todo ello, los miembros de asociaciones se reúnen para discutir e intercambiar ideas sobre cuidados, cría y desarrollo de sus pájaros.
Cualquiera que haya decidido instalar una Ninfa/Carolina en su casa, cede con ello una parte de sí mismo a otro ser viviente. La confianza mutua y la satisfacción que se deriva de esta asociación sólo puede servir para enriquecer las vidas de todos los implicados, ya se trate de seres humanos o pájaros.