La adquisición de un animal de compañía nunca constituye un hecho aislado pues, a parte del animal en sí, hemos de estar preparados para la compra de todos los accesorios que el mismo va a necesitar para poder sobrevivir en nuestro hogar. En el caso de las Ninfas/Carolinas, la compra complementaria más importante, entre las que tendremos que hacer, se halla constituida por la jaula.
Dado que existen consideraciones totalmente diferentes entre las que deberemos efectuar si contamos con más de un pájaro o si adquirimos ejemplares como animales de compañía o para destinarlos a la cría, partiremos del supuesto, por el momento, de nuestra decisión se circunscribe a un solo ejemplar de Ninfa/Carolina destinado a ser animal de compañía.
Dos cosas importantes que debemos tener en cuenta son el estilo de la jaula y su eventual emplazamiento en nuestro hogar. Aun cuando han estado en cautividad durante muchas generaciones, las Ninfas/Carolinas todavía siguen siendo seres vinculados al campo, lo cual supone que gozan y necesitan de los espacios abiertos. Se adaptan perfectamente a la cautividad pero necesitan contar con un espacio adecuado a sus necesidades. La selección y el emplazamiento de una jaula es, por dicho motivo, de vital importancia para el bienestar futuro de nuestra Ninfa/Carolina.
Las jaulas destinadas a las Ninfas/Carolinas deben ser amplias y las que se utilizan para las variedades de mayor tamaño de los loros constituyen, por regla general, una excelente elección. También las que se destinan a los grandes periquitos. Cuanto menor sea la jaula, más ejercicio diario bajo forma de vuelo necesitara nuestro pájaro, debidamente supervisado, fuera de ella.
No importa cuan grandes las jaulas individuales puedan ser, si se hallan confinadas en una de ellas, las Ninfas/Carolinas siguen teniendo necesidad de contar con la oportunidad de extender sus alas. Estas sesiones de vuelo deben ser objeto de estrecha supervisión ya que es un hecho reconocido que las Ninfas/Carolinas pueden causar considerables desperfectos con sus poderosos picos y fuertes garras.
La jaula perfecta para la Ninfa/Carolina debe ser totalmente metálica. Resultan mucho más fáciles de limpiar y además son lo suficientemente robustas como para resistir el instinto roedor de tales pájaros.
La limpieza se ve además apreciablemente facilitada si la jaula cuenta con un fondo de plástico deslizante, el cual se cubre con tierra especial que para dicho fin se expenden en los comercios de animales de compañía.
Dado que las Ninfas/Carolinas son pájaros muy aseados, cabe que no sea necesario limpiar el fondo de la jaula todos los días. Aproximadamente tres veces por semana, todo lo que necesitaremos hacer es retirar el recubrimiento del fondo y sustituirlo por otro limpio. Sin embargo, si detectamos que nuestro pájaro tiene ácaros, debemos limpiar la jaula sumergiéndola en un gran recipiente lleno de agua en la que habremos añadido un germicida doméstico y frotándola con energía con ayuda de un cepillo metálico. Asegurémonos de que se halla completamente seca antes de introducir de nuevo el pájaro en ella.
La jaula debe medir por lo menos 60 cm. en cualquier dirección, permitiendo a nuestra Ninfa/Carolina volar en su interior sin miedo a que sus alas o su cola choquen con los barrotes metálicos durante el vuelo.
Por lo menos dos de las caras de cualquier jaula que elijamos deben tener barrotes horizontales.
Debe tenerse en cuenta que a las Ninfas/Carolinas les gusta trepar y esta práctica resultaría imposible llevarla a cabo si todos los barrotes fueran verticales, ya que éstos no ofrecen una posibilidad de sujeción sólida. Existe además cierto peligro si la jaula no cuenta con barrotes horizontales pues lo pájaros tratarán de trepar independientemente del sentido de los barrotes.
A destacar asimismo el hecho de que los pájaros cabe que introduzcan la cabeza entre los barrotes verticales y, al no poder disponer de un punto de sujeción, acabes estrangulándose a sí mismos.
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